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REVOLOTEANDO EL CADÁVER
El marchito invierno recostado en la podredumbre del
bañado, sopesa la tenaz fuerza, luna llena imitadora de la aurora, foco de cine
proyectando función nocturna, la súper producción de cuervos revoloteando, el
cadáver en resistencia, de intrincada permanencia, queriendo no ser comida
calorífica en boca de ningún fogón el árbol marchito.
Bajo la luna llena nocturna, los cuervos picotean los
ojos del invierno, buscando traer el calor eterno a los fétidos bañados.
Mueren los pajonales entre surcos cadavéricos de aguas
cluecas putrefactas, corriendo yermas entre pulseras de raíces tejidas en
telares lunares por ancianas sabías de altos sombreros, arácnidas sabedoras del
arte en telas.
Haz de luz en cono inverso sorbiendo los cuervos,
soldados rapaces de cadáveres y miserias al firmamento eterno en círculos
helicoidales. Entre luces centelleantes de un éter [celesteblanquecinonaranja].
Mientras la marchita mano atiborrada de gangrenados dedos del caducó árbol les
dice adiós al mantón de cuervos, en infinita despedida, elevados por el
prismático cono.
Suena la música instrumental, fúnebre del universo, entre llantos, quejidos y lamentos, los humanos lloran y gimen, los animales lloran y gimen, el universo llora y gime, se forma la banda más perfecta del planeta y pocos logran escuchar la música.
Eduardo Vicente Vecino Cardoso
Montevideo Uruguay
18-11-2021
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